Atravesamos tiempos cambiantes. Aunque la luz al final del túnel parece acercarse cada día más, los rezagos de la pandemia todavía siguen azotando ciudad y países a lo ancho y largo del planeta. Las sociedades actuales han mutado su forma de pensar, de actuar y hasta de consumir. Los hábitos de antes parecen ser una mera estampa ante la incertidumbre convertida en paisaje de este último año.Nos hemos acostumbrado a ver estadios vacíos con hinchadas virtuales; la industria cinematográfica ahora se rige a través de los nuevos sistemas de producción y distribución de plataformas de video bajo demanda. El ejercicio de escuchar música, por ejemplo, se ha resumido a interactuar con una pantalla, a observar pacientemente cómo la banda o el DJ emulan transmitir una experiencia de fiesta en vivo.
Aun así, y con las posibilidades todavía remotas de reabrir conciertos, bares y clubes, los artistas independientes siguen convencidos de apostar firmemente a lo que mejor saben hacer: crear música.
Un claro ejemplo de ello es el sello Acacia Baileyana, con base en Queens, Nueva York. A pesar de la complejidad que ha traído consigo el 2020, Harrison Sayed, Andrés León e Isaac Matus decidieron jugársela por la concepción de un espacio en el que se pudiera difundir música e ideas afines a una colectividad globalista, enmarcada dentro de una estética que camina de la mano con la psicodelia. A partir del mes de abril, Acacia Baileyana se propuso lanzar dos referencias por mes, construyendo así un catálogo diverso y colorido, bastante propio de nuestra idiosincrasia latina. Su comunidad se ha nutrido gracias a las contribuciones de sus tres gestores, quienes a su vez han firmado lanzamientos bajo los akas de Sayed/Jairo, León/Dp1x/Brouhaha y Matük, respectivamente. Asimismo, además de producir bajo el nombre de Lüque, Julián Picado es quien se encarga de la finalización del mastering sonoro, mientras la artista Eva Redamonti aporta las diferentes ilustraciones y piezas gráficas que acompañan cada EP.
De esta manera, el sello ha logrado ensamblar un panorama en el que experiencias sónicas de distinta naturaleza cohabitan sin ningún tipo de contrariedad, desafiando de paso los esquemas lineales que predominan en gran parte del circuito electrónico contemporáneo. Bajo este proceder, Acacia Baileyana se convierte entonces en una quintaesencia capaz de arropar diferentes tipos de sonoridades: su espíritu navega a través de esa era dorada del Brooklyn de Clink y Deconstruct Music, en la que el minimal, el techno y el deep house conformaban una trinidad sagrada; a su vez, el ambient y el downtempo experimental emergen de las entrañas de la tropicalia latinoamericana, formando una especie de epifanía percusiva que nos lleva de vuelta a nuestras raíces como territorios libres.Esa misma sensación de libertad es la que se logra palpar en Geobender, el primer compilado que presenta Acacia. Tras nueve lanzamientos, el catálogo del sello ahora se nutre con aportes de quince artistas provenientes de regiones del Ecuador, Colombia, Costa Rica, México, California, Illinois, Nueva York, Palestina, Dubai, Alemania y España.“Decidimos realizar nuestro primer compilado con el ánimo de incluir más artistas en nuestro círculo. Detrás de la curaduría se encuentra la intención de contar una historia construida por una gran diversidad de estilos y tendencias artísticas”, cuentan desde el sello. Una identidad sónica global que se deconstruye sublimemente en una paleta de colores armónicos decodificados, ritmos afrolatinos, hipnosis groovera para el dancefloor y abstracciones poéticas que encarnan una catarsis liberadora.
Lanzado el 4 de diciembre, Geobender cuenta con la participación de los siguientes artistas: Relaxer (Climate IG Fear, Planet Mu, Avenue 66), Matük & Sayed, León & Lüque, Acacia Baileyana, nodes (Gusanito), Riwal (Sabana Records), Ricardo Washington (Offbeat), SPF50 (Professional Music), Ephemeral (Puncture Records), Karim Atari (Abu Recordings), Paolo Cicilioni (Abu Recordings) y Jorge (Doodle Records).
En tiempos donde pareciera reinar el temor y el caos, música como la de Acacia Baileyana otorga espacios de resistencia donde la diversidad y la fantasía danzan en conjunto sin importar cuál sea el suelo. Una muestra de esto es lo que se logra transmitir con Geobender: psicodelia y groove universal lanzado a la preciosa infinidad del éter cósmico.
© Cristian Cope